¿Evaluar o comenzar con tutoría? Una decisión clave en el acompañamiento psicopedagógico

Una pregunta clave antes de empezar en algunos espacios de Tutoría.

Lic. Rocío Stafichuk

6/29/20252 min read

a pink table and two pink chairs in a room
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Cuando una familia llega al espacio de tutoría en busca de apoyo para su hijo, el proceso comienza con una entrevista de admisión. Este primer encuentro es clave para comprender el recorrido escolar, los desafíos actuales, las estrategias ya intentadas y las inquietudes de la familia y del estudiante. También se pauta el encuadre de trabajo y se resuelven dudas.

Un primer encuentro que abre camino

Observación inicial y análisis del motivo de consulta

Durante esa primera entrevista, los profesionales evaluamos si la tutoría es el camino más adecuado. A veces, los datos recolectados —como las fortalezas, dificultades o antecedentes escolares— indican la necesidad de realizar primero una evaluación psicopedagógica completa. Esta decisión no se toma a la ligera: surge de una mirada clínica que busca ajustar el tipo de intervención a lo que realmente necesita cada estudiante.

¿Por qué sugerir una evaluación antes de iniciar la tutoría?

La tutoría psicopedagógica es muy útil para trabajar sobre técnicas de estudio, hábitos, organización del tiempo y manejo emocional frente a las exigencias académicas. Pero en algunos casos, por el perfil del estudiante o la complejidad del motivo de consulta, es necesario primero comprender con mayor profundidad los procesos cognitivos subyacentes.
La evaluación psicopedagógica brinda información precisa para definir si el abordaje debe centrarse en la tutoría o en un tratamiento psicopedagógico más integral.

Cuando hay sospechas de DEA: actuar a tiempo

En la entrevista inicial pueden emerger indicios de Dificultades Específicas del Aprendizaje (como dislexia o discalculia). En esos casos, la evaluación resulta imprescindible. Postergarla puede llevar a intervenciones ineficaces que no aborden el núcleo real del problema. Sugerir una evaluación no significa retrasar la ayuda, sino orientarla con mayor claridad.

No todos los caminos son iguales: tutoría, tratamiento o clases

Es común que las familias lleguen con dudas sobre qué tipo de apoyo necesita su hijo. Algunos casos requieren simplemente clases particulares para resolver temas puntuales. Otros necesitan una tutoría psicopedagógica para fortalecer hábitos y estrategias. Y otros, una evaluación diagnóstica para comprender mejor las dificultades. Poder diferenciar estos caminos es parte de nuestra responsabilidad profesional.

Derivar no es soltar: es cuidar

Sugerir una evaluación no es “sacarse el problema de encima”, sino construir una red de apoyo real. Es garantizar una mirada profunda y un abordaje eficaz. Desde nuestro rol, apostamos a trabajar junto a las familias, la escuela y otros profesionales, generando estrategias ajustadas, empáticas y respetuosas.

Como profesionales del aprendizaje, acompañamos desde la escucha y el criterio. Saber cuándo una tutoría alcanza y cuándo es necesario evaluar es parte del compromiso con cada sujeto y su proceso. Siempre con un único objetivo: que cada niño, niña o adolescente reciba el acompañamiento que realmente necesita.